Mientras en la zona norte de la Facultad de Ingeniería de la UNAM (FI)
conocida como el edificio principal,
el director M. I. Gonzalo Guerrero Zepeda,
dirigía un discurso a académicos y estudiantes, sobre el diálogo, la
apertura, la no violencia y la tolerancia, en la zona sur, el anexo, grupos
violentos irrumpían destruyendo una de las puertas de acceso, empujando y
violentando a los compañeros que resguardaban las instalaciones y reabriendo
las instalaciones para luego retirarse del lugar.
El paro de 24 horas
El 1 de octubre, la asamblea general del movimiento #Yosoy132 en la
Facultad de ingeniería votó de forma pública, abierta y democrática, un paro
general de 24 horas, el 2 de octubre, como medida de protesta ante la aprobación de la reforma
laboral y contra la imposición de Enrique Peña Nieto avalada por las
instituciones del Estado; esta medida tuvo una convocatoria de por lo menos una
semana para ser discutida y avalada por los integrantes de la comunidad. No fue
una acción aislada sino que formó parte de las medidas que a nivel nacional
organizó nuestro movimiento, en sintonía con organizaciones campesinas, indígenas,
populares y sindicales en rechazo a tales medidas que laceran los intereses de
las mayorías explotadas en el país, expoliadas por décadas de neoliberalismo
salvaje.
Junto con la Facultad de Ingeniería pararon las Facultades de la
Ciencias Políticas, Filosofía y Letras, Economía, Arquitectura, Psicología, Ciencias
y la ENTS de Ciudad Universitaria; también la Fes Aragón y la ENAP, así como
varias preparatorias y CCHs de la UNAM. Muchas escuelas y universidades se
pusieron a tono con el acuerdo impulsado por la Asamblea General
Interuniversitaria del movimiento #Yosoy132.
Asamblea de la FI que votó por el Si al paro de 24 horas |
Cerca de las 22 horas nos movilizamos a la zona norte y para nuestra
sorpresa y había sido desalojado todo el edificio. Personal administrativo, académicos
y alumnos habían sido desalojados por los funcionarios de la FI, dejando
únicamente dos trabajadores en guardia respectiva.
Las puertas de esa instalación fueron dejadas abiertas y aseguradas con
cadenas para que no pudieran ser cerradas. De manera sorpresiva, las
autoridades abandonaron las instalaciones sin decir nada y evitando entablar
diálogo alguno con la asamblea que estaba tomando el plantel. La intención,
claramente, era no entablar ningún tipo de comunicación que justificara lo que
posteriormente ocurriría.
La ruptura del paro.
Así quedó la puerta norte del anexo de ingeniería |
Durante toda la noche a través de correos electrónicos, Facebook,
twitter, llamadas telefónicas y demás medios de comunicación a su alcance,
funcionarios de la FI estuvieron haciendo llamados a alumnos y académicos para
que se presentaran a primera hora el 2 de octubre a tomar clases.
Incluso, usurpando la representatividad del sindicato y a través de la cuenta
de Facebook del Departamento de Apoyo a la Comunidad, se dijo en repetidas
ocasiones que las delegaciones sindicales de la FI (Zona norte y Sur) apoyaban
a las autoridades y a la normalidad
institucional. Así mismo, desde dicha cuenta se llamaba a los estudiantes a
presentarse a primera hora a las instalaciones de la FI.
También miembros de la porra PI escribieron en las redes sociales de
algunos participantes de la Asamblea que ellos acudirían a “abrir las
instalaciones de nuestra amada facultad” y que de ser necesario “llevaremos con
que romper cadenas y candados”. Ante esta situación, los compañeros que teníamos
bajo resguardo las instalaciones decidimos colocar barricadas para no sólo
asegurar el paro, sino también nuestra integridad debido a que varios mensajes
fueron abiertamente desafiantes y tenían una componente abiertamente violenta.
Desde las 6:30 horas estudiantes y trabajadores de la FI comenzaron a
arribar al plantel tanto en la zona sur como en la norte. Entablamos un diálogo
directo principalmente con los estudiantes. Las principales quejas fueron que
algunos sentían que no se les había tomado en cuenta o que no se habían
enterado de cuándo ni cómo fue la discusión del paro. En su totalidad la
respuesta había sido muy tranquila, como era de esperarse de los miembros de la
FI dispuestos a poner los argumentos antes que la violencia; en su gran mayoría
hubo disposición a entablar diálogo. Algunos otros decidieron y no pocos, sumarse
al paro y comenzaron a ingresar por algunas puertas controladas para ese fin en
tanto que pasaba el riesgo de la agresión y podían abrirse en su totalidad para
dar paso a las actividades.
A las 7 horas en la puerta norte del anexo de ingeniería llegaron un
grupo de 5 sujetos que sin entablar diálogo alguno, comenzaron a gritar
consignas e injurias en contra del paro y empezaron a agitar a los estudiantes
que estaban discutiendo y organizando actividades para difundir la reforma
laboral. “Esas son mamadas”, “abran ya putos o se los carga la verga”, “van a
sentir el poder mugrosos de mierda”, “ aquí venimos a estudiar, abran o nos
los cogemos”, “nos vale verga la reforma laboral, nos vale verga todo, sólo
venimos a estudiar”, fueron algunas de las frases que lanzaban y comenzó la
agresión.
Empezaron a brincar las rejas. Eran grupos organizados y mientras uno
de ellos quitaba a golpes las barricadas, el otro grupo jaloneaba la puerta.
Para esto, los candados que normalmente se colocan en las puertas del plantel y
que estuvieron cerrados toda la noche, estaban abiertos y no se había acercado
ningún trabajador ni sindicalizado ni de los llamados de confianza, académico o
funcionario. Este pequeño grupo de 5 personas portaba las llaves de los
candados de la zona sur de la Facultad de ingeniería, por lo que cuando
comenzaron a jalar las puertas, el candado colocado por la Asamblea de
Ingeniería cedió.
Este fue el punto de ruptura del paro. Rápidamente un grupo de 5 se
dirigió a la puerta frontal del anexo y otros grupos de 5 comenzaron a romper
candados y cadenas de otros puntos de resguardo. Luego todos ellos se juntaron
en la puerta principal del anexo que sala hacia la Facultad de Ciencias y al
ver que no cedía los candados de la Asamblea, prosiguieron a reventar los
candados del estacionamiento de alumnos.
Ante estos hechos, estudiantes y algunos académicos que estaban en las
afueras del anexo, gritaban contra estos grupos que “la violencia no es el
camino”, “mejor dialoguemos”, “no les vayan a pegar a los chavos, sólo están
protestando”. Mientras los grupos de choque hacían su trabajo, algunos de ellos
comenzaron a tratar de agitar a otros compañeros que estaban en las inmediaciones
sin encontrar una respuesta unánime, y es que a pesar de las molestias que
ocasionaba el paro para un sector, principalmente el que no se enteró de la
asamblea que lo votó ni del contenido de la medida, hubo en todo momento un
ánimo de escucharnos.
Tan pronto cedieron los candados colocados por la Asamblea de la FI en
el estacionamiento de alumnos y las barricadas eran arrancadas a patadas y
empujones, funcionarios de la FI apostados en las afueras y los grupos que ya
habían entrado, comenzaron a solicitar que la gente ingresara por la puerta
recién abierta o por la que rompieron en la parte norte. Así fue como se fue
poblando el anexo.
No es verdad, como afirman los funcionarios de gobierno, que una gran
masa de estudiantes fue la que reprobó el paro y abrió ordenadamente las
instalaciones. Si bien algunos estudiantes de la FI se sumaron al retiro de los
bloqueos, la participación de la gran mayoría se remitió a ver con recelo el
conjunto de las acciones. Incluso algunos compañeros al darse cuenta de que
parecía una maniobra de ajedrez en donde ello eran los peones, gritaron que “no
se prestarían a romper el paro a nombre de las autoridades”.
En repetidas ocasiones, estudiantes manifestaban que esas no eran las
formas en que debíamos de expresar nuestras inconformidades. “Si bien no
estamos de acuerdo con el paro, tampoco estamos de acuerdo que vengas a romper
todo lo que puedas compañero”, gritaban a uno de los miembros de estos grupos
que, tras haber roto la puerta norte del anexo, todos los candados de la
asamblea y el del estacionamiento de alumnos, se retiraron con rumbo al metro
Universidad.
El edificio principal de Ingeniería
Mientras los jaloneos y ruptura de puertas se desarrollaban en el anexo
de la FI, el director M. I. Gonzalo Guerrero Zepeda, dirigía un discurso frente
a estudiantes, académicos y trabajadores a las puertas del edificio principal
de la facultad. Gonzalo Guerrero habló de civilidad, tolerancia y respeto;
cuestionó la representatividad de la Asamblea por no involucrar a los “14 mil
estudiantes y 2 mil profesores”, y pedía encarecidamente “no caer en la
provocación y en la violencia” (http://xuta.me/directoFI).
Obviamente había un doble discurso pues en ese mismo sitio, mientras él hablaba
de civilidad, el Secretario de Servicios Académicos, el Lic. Miguel Figueroa
Bustos, se acercó a la puerta principal para amenazar a los miembros de la
Asamblea que estaban dentro: “tienen 5 minutos para entregarme el plantel o ya
veremos...”.
Tras el discurso del director, llegó la información de que el anexo
había sido tomado y rápidamente Figueroa Bustos procedió a hacer una llamada
telefónica que fue escuchada por miembros de la Asamblea que también estaban
entre la gente concentrada afuera y que trataban de entablar diálogo. En la
llamada Figueroa Bustos dijo “ah ya abrieron, mándame entonces a 40 cabrones y
ahorita les tumbamos esto”. Muy distinto al discurso del director.
Tan pronto se confirmó la noticia de la ruptura del paro por parte de
los grupos que hasta la llamada de Figueroa Bustos parecían no tener relación entre
sí, el discurso del director cambió a un tono más beligerante. Se acercó a las
puertas del edificio y en un tono más retador amenazaba e increpaba a los
compañeros que estaban dentro. A Gonzalo Guerrero se le sumaron académicos y
algunos estudiantes. Al igual que en el Anexo, la comunidad estudiantil
permanecía más a la expectativa del desarrollo de los hechos.
También llegó el Consejero Universitario Juan Manuel Ávalos Ochoa,
quien dijo ser el real representante de toda la comunidad estudiantil de la FI
y que “exigía respeto a su investidura” para que se abriera el plantel. Lo trascendental es que este personaje, junto
con Figueroa Bustos y Gonzalo Zepeda, junto con otros más, se reuniría en un
extremo del estacionamiento de profesores de la Facultad, después, el mismo
compañero que escucharía la primera conversación de Figueroa Bustos, escucharía
decir en ese circulo “tienes 20 minutos para abrir la facultad, tú sabes cómo le
haces”, y un grupo de 5 personas se desplazó desde ese sitio hasta la puerta
principal para romper los carteles, patear el acceso e insultar a los
compañeros.
Los compañeros de la Asamblea accedieron a abrir las instalaciones del
principal para evitar un escenario como el que se desarrolló en el anexo y
retiraron los candados y cadenas. Sin embargo se le extendió la invitación al
director de la Facultad de Ingeniería a entablar un diálogo con la comunidad
estudiantil en el anexo, puesto que los estudiantes que ya habían ingresado,
desarrollaban un ejercicio de diálogo donde se condenaba la violencia y se
hablaba de buscar positivamente mecanismos de representatividad para manifestar
las inquietudes e inconformidades de la comunidad. El director se negó rotundamente
pese a su discurso cargado de inclusión, diálogo y democracia.
El tiro por la culata
Aspecto de la Asamblea de la FI después de la ruptura del paro |
Después de la ruptura del paro en el anexo de la FI miembros de la
Asamblea organizamos una nueva asamblea donde al principio la principal
inquietud fue el paro. De hecho, se preguntó, en ese mismo sitio, sobre quién o
quiénes apoyaban la medida del paro contra la reforma laboral y pese a la
posición manifestada por la administración de la Facultad, las manos levantadas
fueron muchísimas. También se preguntó quiénes estaban en contra y fueron
también numerosas. Esto es significativo puesto que no es verdad que esos
compañeros que se manifestaron en contra del paro habían sido los que abrieron
violentamente la puerta de la zona norte, sino que estaban dispuestos a dialogar
y también había un sector tan numeroso como ellos que estaba a favor y que
ejercimos un diálogo público que llegó a
acuerdos. También se echó para abajo la versión de que los estudiantes de
ingeniería que tomaron las instalaciones eran pocos y que nadie los apoyaba,
como insistía Gonzalo Guerrero.
Sin esta Asamblea, los ánimos encontrados hubieran sido un caldo de
cultivo para los grupos que, operando en el anonimato, seguirían agitando para
encontrar más manifestaciones violentas que seguramente acabarían en hechos
lamentables.
Aspecto de la Asamblea de la FI después de la ruptura del paro |
A los funcionarios del gobierno de la FI les salió el tiro por la
culata puesto que ellos nunca esperaron que estudiantes a favor o en contra del
paro llegaran a acuerdos y que los mismo empezaran por cuestionar, en
principio, la violencia con la que grupos porriles, porque no hay otra
denominación, ingresaron en el anexo de ingeniería, y que seguido a esto
manifestaran que son necesarios mecanismos para escuchar las inquietudes de la
comunidad en temas tan sensibles como la misoginia que se cultiva en las aulas
y desde la administración que la permite sin decir nada, la comida que es
singularmente mala y cara, la deficiencia en servicios y, por supuesto, el
rechazo a la iniciativa de reforma laboral del ejecutivo.
Esta asamblea permitió ratificar las versiones arriba expuestas y
manifestar abiertamente la inconformidad por el paro, pero también la
importancia de llevar a cabo mejores acciones que permitan encontrar la
manifestación del pensamiento. También se informó que los sujetos que salieron
del anexo se dirigieron a metro universidad y, por la tarde, miembros de la
Asamblea de la Facultad de ciencias, informaron que esos mismos sujetos
quemaron propaganda que ellos distribuían en una brigada informativa en ese
sitio.
Reactivación de los grupos
porriles
La maniobra con la que se destruyó la puerta norte del anexo y el
posterior retiro de las barricadas, así como lo ocurrido en el estacionamiento
de alumnos del mismo, fue una maniobra organizada, de eso no hay duda. Coincidimos estudiantes y
trabajadores ahí presentes que nunca habíamos visto un comportamiento así del
alumnado de la FI, como si hubiese sido un esfuerzo desesperado por tomar clase
o sentir en la piel el frío de la banca de la primera hora de la mañana.
Después de que estos grupos actuaron y se retiraron, nos queda claro
que esas viejas formas de intimidación y violencia que se utilizaron durante
mucho tiempo en las administraciones educativas y en los gobiernos, han
regresado.
Lo anterior se complementa con la laxa actitud de estos mismos funcionarios
de la FI ante la llamada quema del burro
que hace un par de semanas circuló por las inmediaciones del Anexo de
Ingeniería, detonando artefactos explosivos (petardos) dentro de las
instalaciones y arrojando los mismos hacia la comunidad que no se integró al
contingente porril. En estos casos Gonzalo Guerrero no habla de respeto y
civilidad, sino que da el mensaje de complacencia puesto que su secretario,
Miguel Figueroa Bustos, se dedicó a observar y seguir al contingente delictivo
hasta que abandonaron las instalaciones, negándose incluso a cerrar la puerta
(que en esta ocasión fue destruida) para garantizar la seguridad de la
comunidad. Ahí no hubieron discursos, sólo miradas e indiferencia, grandes
contrastes.
Es sumamente importante recalcar que en todos los grupos de 5 personas
que operaron para romper el paro, uno de ellos usaba gorra y el resto con sudaderas
con la capucha puesta. Tanto en la zona norte como en la sur, la configuración fue la misma y la forma de
operar también.
También pudimos constatar que habían dos orejas de estos funcionarios en la Asamblea del 2 de octubre y que
se delataron, en principio, por su actitud, y después porque hicieron dos
llamadas telefónicas donde informaron los detalles de la Asamblea, le bajaron
el número a 60, cuando éramos más de 500 cuando empezamos a discutir, y dieron
los datos de los compañeros que más participación tuvieron en la misma. Tanto
es el miedo que la organización estudiantil genera en los funcionarios de la FI
que deben de recurrir a todo tipo de prácticas para evitar dar la cara ante los
acontecimientos que se desarrollan en su comunidad.
Construyamos juntos
Para el gobierno local de la FI es impensable que haya un pensamiento
independiente y crítico por parte del alumnado, el mismo Gonzalo Zepeda lo
reconoce en su discurso cuando habla de la forma de tomar conciencia. Ellos son los únicos responsables del escenario de violencia que estuvieron agitando desde el 1 de octubre en la noche y que se desató el 2 de octubre por la madrugada.
Sin embargo, gracias al diálogo y la prudencia se abrió un nuevo capítulo en la
historia de la organización de la FI, puesto que un sector importante de la
comunidad está de acuerdo en iniciar un proceso de trabajo por la resolución de
las demandas locales.
Es claro que esta nueva Asamblea que está convocada para el próximo
martes 9 de octubre en dos horarios, será un nuevo espacio de construcción
estudiantil en la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Para los funcionarios que esperan sólo enfrentamientos y violencia a
pesar de sus discursos democráticos, les decimos que no nos engañan, que la
juventud está harta de ser utilizada para otros fines y que estamos de acuerdo
en marcar nuestro propio rumbo.
ATENTAMENTE
Asamblea #Yosoy132
Facultad de
ingeniería- UNAM
Excelente artículo compañeros, bravo!
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